jueves, 1 de mayo de 2008

De la comodidad de las cómodas II

En el post anterior terminaba hablando de los cajones de la cómoda. Me doy cuenta de que no hablé de su tamaño, que es enorme. Su espacio interno es de 1,14 por 0,50 y 0,15 de altura. Una relación tal entre frente y profundidad hace que sea muy probable que el cajón entre o salga torcido, lo que aumenta el desgaste sobre las correderas laterales. Esto se solucionará con las correderas a bolillas, pero para eso debo primero angostar los cajones en 12 mm de cada lado.
Como se ve en las fotos, las uniones están hechas "a cola de pato", tanto en el frente como en el fondo. Es la unión más resistente que existe, pero me complica un poco porque tengo que profundizar las cajas del frente del cajón. Las del fondo no son tan problemáticas, porque se pueden hacer a serrucho, mientras que las del frente sólo admiten formón y maceta.
Cuando se construyó el mueble, la madera estaba estacionada, lo que es muy bueno. Ahora la madera más que estacionada está envejecida y reseca, lo que hace que haya que tener mucho cuidado con los golpes del formón, porque se puede llegar a rajar o a astillar con mucha facilidad. Es decir que tengo que hacer la tarea con mucha paciencia.
Una vez profundizadas las uniones, aprovecho que el cajón está desarmado para lijar las superficies interiores y vuelvo a encolar el conjunto. Si hay alguna otra parte que deba encolarse, también lo hago.
En el caso de este cajón, tenía una rotura en el fondo, por lo que debo repararla. Para hacerlo usaré un trozo del viejo piso. Se rectifica el corte del fondo, se corta una pieza para rellenarlo y se unen. Así, reforzaré la unión insertandole una lengüeta de madera terciada, como se puede ver en las fotos. Una vez fraguada la cola, se acaba emparejando todo con el cepillo y terminándolo con lija.

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